El peso de las palabras en la comunicación empresarial

El peso de las palabras en la comunicación empresarial.

El peso de las palabras en la comunicación empresarial

Las palabras no son neutras.

Cada término que eliges construye (o destruye) tu posicionamiento en la mente del cliente. No se trata de «comunicar bien»

Se trata de ocupar el espacio mental correcto.

Las palabras crean realidades en la mente del cliente

Cada palabra que usas activa una red de asociaciones en el cerebro de quien te lee. «Consultoría», «estrategia» y «plan» no son sinónimos. Cada una genera una percepción diferente, una expectativa distinta, una decisión de compra (o rechazo) específica.
El cliente no compra tu servicio. Compra la realidad mental que construyes con tus palabras.
Si dices «soluciones integrales», el cliente piensa: «No tengo ni idea de qué me estás vendiendo.»
Si dices «plan para que vendas más sin consultorías interminables», el cliente piensa: «Esto es exactamente lo que necesito.»

La diferencia no está en lo que haces. Está en cómo lo dices.

El posicionamiento empieza en el lenguaje, no en el logo

Puedes tener el branding visual más bonito del mundo. Pero si tu lenguaje es confuso, genérico o incoherente, no existes en la mente del cliente.
Las palabras definen quién eres antes que cualquier diseño.

Ejemplos:
icono error «Programas de capacitación corporativa»
icono ok «Cursos donde aprendes haciendo, no escuchando»

Este ejemplo quizás lo solicitemos la próxima vez…
icono error «Diseño arquitectónico sostenible»
icono ok «Casas que no se pasan de presupuesto»

El branding visual refuerza. El lenguaje posiciona.

Los dos errores fatales del lenguaje empresarial

Error 1: El expertés pomposo

Creer que complejidad = profesionalidad.
«Ofrecemos soluciones integrales con enfoque holístico y metodología disruptiva orientada a resultados.»

Traducción real: No tengo ni idea de qué haces.
Resultado: Confusión → desconfianza → el cliente se va.

Este tipo de lenguaje no impresiona. Aleja. Porque el cliente no tiene tiempo ni ganas de descifrar qué vendes realmente.

 

Error 2: El coloquial descuidado

Creer que informalidad = autenticidad.
Redacción mediocre, palabras al azar, «lo que salga». Frases tipo: «Tío, te hago unas fotos y flipas.»

Resultado: Falta de respeto percibida → el cliente busca algo más serio.
Este lenguaje no conecta. Degrada. Porque confunde cercanía con mediocridad.

Ambos errores comparten el mismo problema:

No entienden que cada palabra tiene matices y peso.

El lenguaje correcto no es ni pomposo ni descuidado – es PRECISO

Claridad no es simpleza.
Profesionalidad no es pomposidad.
Cada palabra elegida con intención estratégica.
Hablar el idioma del cliente sin perder autoridad.

Ejemplos:

Red wifi en estrella:
icono error «Implementamos topología de red en estrella con arquitectura escalable»
icono ok «Tu wifi funcionando en toda la oficina, sin zonas muertas»

Fotos comerciales:
icono error «Ey, te hago las fotos y quedas de lujo»
icono ok «Sesión de fotos profesional en 2 horas, 20 imágenes editadas»

La precisión respeta al cliente:

  • Le hablas claro (entiende qué ofreces)
  • Le das seguridad (sabes de qué hablas)
  • Le facilitas la decisión (no tiene que traducir)

Coherencia: cuando las palabras no bastan

Las palabras correctas sin coherencia son verborrea.
Puedes tener el lenguaje más preciso del mundo, pero si tu comportamiento no lo respalda, estás construyendo un castillo de naipes.

Ejemplos de incoherencia que destrozan posicionamiento:
Dices: «Atención personalizada»
Haces: Plantillas genéricas y respuestas automáticas
Cliente percibe: Mentira

Dices: «Estrategia de alto nivel»
Entregas: PowerPoint de 10 slides con obviedades
Cliente percibe: Estafa

Dices: «Sin letra pequeña»
Cobras: Extras no mencionados
Cliente percibe: Hipocresía

La coherencia es la que da PESO REAL a las palabras precisas.

Consonancia: cuando la falta de coherencia hace perder tiempo al cliente

Las palabras tienen peso, pero la consonancia entre lo que dices y lo que entregas define si te creen o no.

Google lo entiende: penaliza sitios donde las palabras prometen una cosa y el contenido entrega otra. No es un capricho técnico. La falta de consonancia hace perder tiempo al usuario. Y Google premia experiencias que respetan el tiempo de la gente.

Tus clientes lo detectan igual de rápido.
Si tus palabras dicen «estrategia clara» pero entregas un PDF confuso, les hiciste perder tiempo.
Si prometes «sin letra pequeña» pero hay costes ocultos, les hiciste perder tiempo.
Si hablas de honestidad pero tu web está llena de medias verdades, les hiciste perder tiempo.

Y ese tiempo no se recupera. Y no te lo perdonan.

La consonancia no es solo coherencia estética. Es respeto por el tiempo del cliente.
Y ese es el verdadero test de si tu posicionamiento es real o verborrea.

Cómo saber si tu lenguaje está definiendo bien tu posicionamiento

Hazte estas preguntas:

¿Tus clientes repiten tus palabras cuando te recomiendan?
Si usan tus términos exactos, tu lenguaje funciona.

¿Tu mensaje diferencia o podrías ser cualquier competidor?
Si cambias tu nombre por el de otro y sigue teniendo sentido, tu lenguaje es genérico.

¿Las palabras que usas conectan con el problema real del cliente?
Si hablas de «soluciones», pero el cliente busca «dejar de perder dinero», estás desconectado.

Si alguna respuesta es NO, tu lenguaje no está trabajando para ti, ni para tu cliente.

Descubre si hablas el lenguaje correcto
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